Torre Latinoamericana
La Torre Latinoamericana es un rascacielos ubicado en la esquina que forman las calles de Madero y el Eje central Lázaro Cárdenas en el Centro Histórico de Ciudad de México.
Su ubicación céntrica, su altura (182 metros si se incluye la antena, con 44 pisos) y su historia la han convertido en uno de los edificios más emblemáticos de la Ciudad de México.
Fue diseñada por el arquitecto mexicano Augusto H. Álvarez. Superó a la Torre Anáhuac y a la Torre Miguel E Abed en Ciudad de México y al rascacielos Altino Arantes en Brasil.
Fue también el edificio más alto de la ciudad desde su construcción en 1956 hasta 1972, año en que se completó el Hotel de México, actualmente el Torre World Trade Center.
También obtuvo el récord del rascacielos más alto del mundo fuera de Estados Unidos y por lo tanto de Iberoamérica.
Se inauguró como el primer y más grande edificio en el mundo con fachada de vidrio y aluminio.
Además, la torre fue el primer rascacielos en construirse en una zona de alto riesgo sísmico, por lo cual sirvió de experimento para la cimentación y construcción de futuros edificios en el mundo.
Historia de Torre Latinoamericana
El predio en donde actualmente se levanta la Torre Latinoamericana fue ocupado antiguamente por la casa de animales del Tlatoani Mexica Moctezuma II , y tras la conquista, se construyó el antiguo Convento de San Francisco.
En 1946, la compañía de seguros La Latinoamericana obtuvo permiso de la Secretaría de Hacienda para construir el rascacielos más alto de América Latina, en las calles de Madero y San Juan de Letrán (luego renombrado Eje Central Lázaro Cárdenas), con 44 pisos.
La Torre Latinoamericana se construyó para alojar a la compañía La Latinoamericana, Seguros, S.A. Los nombres de los miembros de este grupo de empresarios mexicanos son: Miguel S. Macedo, José A. Escandón y Teodoro Amerlinck. Originalmente, la compañía ocupaba un edificio más pequeño, en la misma ubicación.
En 1947, la compañía se reubicó temporalmente a una oficina cercana, durante los ocho años que duró el trabajo de construcción de la torre. Para este ambicioso proyecto, se contrató a un grupo de profesionales: Leonardo Zeevaert y los arquitectos Augusto H. Álvarez y Alfonso González Paullada.
La construcción de la torre se inició en febrero de 1948. Leonardo Zeevaert elaboró un amplio programa de investigación del subsuelo para conocer la vulnerabilidad sísmica a la que se enfrentaría la torre y así poder dotar al edificio de un buen aislamiento sísmico para soportar sin problema alguno los movimientos telúricos a los cuales sería sometido. El programa consistió en:
- sondeo con muestras inalteradas hasta 50 m, en el sitio del edificio;
- instalación de piezómetros a 18, 28, 33 y 50 m, en el lugar, en la banqueta y en la Alameda Central;
- Instalaciones de bancos de nivel en el lugar y en la Alameda.
Después del estudio, Zeevaert llegó a la conclusión de proyectar una cimentación y estructural que crearía paradigmas en la ingeniería moderna, ya que el subsuelo de la ciudad es fangoso, con consistencia esponjosa.
Fue necesario hincar 361 pilotes especialmente diseñados, hasta una profundidad de 33 m para cimentar la torre.
Se colocó una cimentación de concreto que permite que el edificio, literalmente “flote” en el subsuelo, independientemente del soporte que le proporcionan los pilotes.
Esta tecnología, original de México, fue la primera de su tipo en el mundo y sigue siendo utilizada por todos los constructores de rascacielos para zonas de alto riesgo sísmico.
Para soportar un peso total de edificio de 24.100 toneladas, se construyó una estructura rígida de acero con un peso de 3.200 toneladas; que dan forma a 3 sótanos y a 44 pisos que se elevan a 134 metros, más un pararrayos de 54 metros, totalizando 181.33 metros sobre el nivel de la calle, con una superficie construida de 27.700 metros cuadrados de cristal y 3.200 metros de lámina acanalada de aluminio; la instalación sanitaria por sí sola pesa 50 toneladas y existen más de 4.000 lámparas para iluminación.
La Torre Latinoamericana quedó finalizada el 30 de abril de 1956, y se inauguró oficialmente el 30 de abril del mismo año, y es así como la compañía se mudó a la torre, en los pisos 4.º al 8.º.
El resto del espacio de oficinas en la torre se ofrecía en alquiler. Al momento de su terminación la Torre Latinoamericana era el edificio más alto de Latinoamérica.
Su mirador público, ubicado en el piso 44, fue el más alto de la ciudad, hasta la apertura del mirador en el piso 52 de la Torre Mayor, en diciembre del 2004.
No obstante, por su céntrica ubicación, se dice que el mirador de la Torre Latino ofrece a la gente la mejor vista de la ciudad.
La torre ganó prestigio a nivel mundial, cuando se supo que resistió un fuerte terremoto, el 28 de julio de 1957, de magnitud 7.7 (MW), debido a su construcción con estructura de acero y pilotes profundos, que fueron necesarios dada la frecuencia de sismos en la Ciudad de México, y la composición lodosa del suelo, que hace complicada la construcción sobre ese terreno.
Gracias a ello, recibió el premio del American Institute of Steel Construction (Instituto Norteamericano de la Construcción de Acero), por ser “el edificio más alto que jamás haya sido expuesto a una enorme fuerza sísmica”, como atestiguan inscripciones en sendas placas en el vestíbulo y mirador del edificio.
En 1985, la torre resistió el terremoto del 19 de septiembre, cuya magnitud fue de 8,1 (MW) con epicentro en la costa de Michoacán, y con duración aproximada de poco más de 2 minutos; el 20 de septiembre de ese mismo año, soportó la réplica más grande de este terremoto, que alcanzó una magnitud de 7,5 (MW), con epicentro cerca de Zihuatanejo, Guerrero y, por último, el terremoto del 19 de septiembre del 2017, con una magnitud de 7,1 (MW), con epicentro en los límites de los estados de Morelos y de Puebla, y, después de estos movimientos telúricos, no ha sufrido daños de consideración.
A la fecha, se le considera uno de los edificios más seguros de la ciudad y del mundo a pesar de su ubicación potencialmente peligrosa.
En el año 2002, el empresario mexicano Carlos Slim adquirió los pisos inferiores de la torre; la torre celebró su 50.º aniversario en 2006. El 30 de abril de dicho año tuvo lugar una ceremonia que incluyó la reapertura de los pisos 38 al 44, que fueron remodelados y un museo.
Entre los planes futuros para la torre se incluye el remozamiento de la fachada con materiales modernos, manteniendo el diseño y aspecto original; la torre se considera un monumento histórico. Por ley el aspecto de la fachada no puede alterarse.
Ya no es el rascacielos más alto de Ciudad de México, pero sí uno de los más prestigiosos por ser el primero en el mundo que se construyó en una zona sísmica y en un suelo fangoso, y por ser un icono de la ciudad, debido a su historia del rascacielos más alto del planeta, fuera de Estados Unidos