Teotitlán del Valle
Teotitlán del Valle (originalmente Teocaltítlān, en lengua náhuatl “tierra de dioses”, teō-, “Dios”, cal-, “casa”, y -ti-tlān ‘junto a’ (‘junto a la casa de Dios’) y en zapoteco Xa-Guie significa “Bajo O Debajo de la Piedra”) es un pueblo del estado de Oaxaca, Localizado a 30 Kilómetros de la Ciudad de Oaxaca, sobre la carretera federal 190 rumbo al Istmo de Tehúantepec.
Teotitlán Del Valle se distingue y caracteriza por su destacada producción de tapetes de lana que sus habitantes elaboran a partir de una tradición ancestral. Fue uno de los principales pueblos zapotecos del México prehispánico, rico en tradiciones y costumbres que datan desde antes de la Colonia y que fueron modificadas al llegar los españoles.
Lo religioso, al igual que lo pagano, es la mezcla principal de esta cultura.
En las fiestas patronales los danzantes, con sus grandes penachos, bailan en el atrio de la iglesia y llenan de fiesta al pueblo en esos días, además de la calenda que recorre las principales calles del pueblo, en la cual las señoritas del pueblo se visten con su traje típico y cargan una canasta de flores con la imagen de algún santo.
La principal fiesta es el primer miércoles julio de cada año. Teotitlán es considerado el primer pueblo fundado por los zapotecos en 1465, según la información recopilada por Fray Francisco de Burgoa.
Historia
Se considera que este pueblo fue el primero que fundaron los indios zapotecos en el año de 1465 y le llamaban Xaquija que quiere decir: “Constelación Celeste”.
Según la investigación de Manuel Martínez Gracida, existió una roca cortada perpendicularmente llamada Piedra del Sol sobre la cual estaba el ídolo principal de los zapotecas, quienes suponían que dicho Dios les había venido del cielo en forma de ave, acompañado de una luminosa constelación, por lo que le dieron al templo el nombre de Xaquija.
La evidencia arqueológica demuestra que los valles de: Oaxaca, Tlacolula, (Guilá Naquitz, Gheo Shih, Cueva Blanca y Caballito Blanco), Etla y Zimatlán han estado habitados desde la época Lítica por grupos seminómadas y recolectores de frutas; y una incipiente agricultura 9500 a 7000 a .C.
También existen pinturas y petrografías pre-históricas en grutas, (un posible vinculo) y al mismo tiempo, los datos de los investigadores lingüistas, quienes apuntan que alrededor de 8000 a 7000 a .C. Varias bandas seminómadas del llamado Otomangue arribaron desde norte y más tarde se dividían en diferentes grupos pequeños como el mixteco y el zapoteco.
Costumbres y tradiciones
Lana hilada y teñida con frutos secos, plantas e insectos.
En este lugar los artesanos elaboran los famosos sarapes de lana, bolsos, gabanes, tapetes, alfombras y cortinas, entre otras hermosas obras de arte multicolores teñidas naturalmente con diversos frutos y plantas.
La principal tinta es la grana cochinilla extraída del nopal que tiñe en color rojo carmesí, el color amarillo se extrae de la cáscara de granada; el color café, de la cáscara de nuez; el azul se obtiene de la planta del índigo, también llamada añil.
Los sitios arqueológicos de Teotitlán todavía se pueden identificar a través de la arquitectura o concentraciones de tepalcates.
Los habitantes de Teotitlán mencionan Lee nech como la zona que se encuentra en el centro del poblado y los parajes denominados como Niyedain, Wuensu, Guelech, Xashiu y Niza; también se encuentran montículos como Giebets (“piedra de zapote”) y en las cumbres de los cerros arriba del pueblo llamados Quiejyu (“cabeza de la tierra”) y Quie Lees (“cabeza de la piedra”).
Este último sitio aparece en una leyenda local como el lugar donde llegaron los primeros pobladores de Teotitlán del Valle.
Estos sitios se conocen desde la década de los treinta a partir de los reconocimientos hechos por el doctor Ignacio Bernal y por John Padock; posteriormente, Stephen A.
Kowaleski, Gary Feinman, Laura Finstein, y Richard E. Blanton realizaron recorridos de superficie7 y Jorge Marcus efectuó estudios iconográficos.
También se cuenta con información de los trabajos de rescate de los arqueólogos Enrique Fernández, Victoria Arriola y Raúl Matadamas