Museo Frida Kahlo
El Museo Frida Kahlo es el recinto cultural más representativo de la artista mexicana, así como es contenedor de parte importante de su legado artístico y conceptual.
Es una casa museo ubicada en la Colonia Del Carmen de la Alcaldía Coyoacán, que corresponde a uno de los barrios más tradicionales y bellos de la Ciudad de México. A pocas cuadras del Museo, se encuentra el centro de Coyoacán.
También conocido como la Casa Azul, es de los Museos más concurridos de la zona. El inmueble, que hoy resguarda y exhibe una colección de piezas de diversa índole, perteneció a la familia Kahlo desde 1904. Cuatro años después de la muerte de la pintora, en julio de 1958, abrió sus puertas al público como casa museo.
En la Casa Azul vivió Frida Kahlo (1907-1954) la mayor parte de su vida; inicialmente, junto a su familia y años después, con Diego Rivera (1886-1957).
Asimismo, personajes del ambiente artístico e intelectual de la primera mitad del siglo XX, tanto mexicanos como extranjeros, se hospedaron en la residencia, atraídos por la cautivadora pareja de artistas.
En la construcción del inmueble participaron distintas figuras, entre ellas el pintor y arquitecto funcionalista Juan O’ Gorman, gran amigo tanto de Diego, como de Kahlo.
La museografía estuvo a cargo del escritor, poeta, museógrafo y político tabasqueño Carlos Pellicer, igualmente cercano a la pareja. La administración del museo se confió al Fideicomiso de los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo, adscrito al Banco de México, constituido por el mismo Rivera en 1957.
Al respecto, esta entidad afirma que la planeación del funcionamiento del recinto fue desarrollada “con el propósito de exponer obra, ilustrar la personalidad y perpetuar la memoria de Frida Kahlo”.
Frida quiso dejar su casa como museo, para el aprendizaje y disfrute de su amado México. Por eso, Diego organiza, en el que fuera el hogar de la pintora, el Museo Frida Kahlo. Siguiendo la voluntad de su esposa, el muralista comienza esta tarea a los pocos meses de haber fallecido Frida Kahlo, es decir, en los últimos meses del año 1954.
Desde la inauguración del Museo en julio de 1958, en la Casa Azul se expone el ambiente en el que Frida se inspiró para su creación artística, así como sus objetos personales.
Estos últimos, tardaron en develarse en totalidad. Antes de morir, Diego ordenó que los baños de la Casa Azul no se abrieran sino hasta quince años después de su partida.
En estos espacios, Rivera había resguardado parte de los documentos de la pareja, así como ciertas pertenencias de Frida. Obedeciendo la indicación de Rivera y extendiéndola en el tiempo, Dolores Olmedo, mecenas del muralista, declaró que mientras ella viviera, no abriría estos lugares.
Por esto, solo cien años después del nacimiento de Frida y a cincuenta del fallecimiento de Diego, se expusieron a público, por fin, los objetos que Rivera había encerrado tan manifiestamente, mismos que son conocidos hasta la actualidad como los Tesoros de la Casa Azul.
Hoy en día, junto a ciertas pinturas de la autoría de ambos artistas, se muestran en la Casa Azul notables obras de arte popular, esculturas precolombinas, elementos de la vida cotidiana de Frida, parte de su magnífica colección de exvotos, fotografías, documentos, libros y mobiliario.
Asimismo, dos exposiciones itinerantes comisionadas por el Museo, llamadas “Frida Kahlo, sus fotos” y “Las apariencias engañan”, son muestras de excelsa calidad, que difunden a nivel nacional e internacional, el legado de Frida y Diego salvaguardado en la Casa Azul.
El poeta e historiador Luis Roberto Vera, admite que visitar la casa donde la artista se desarrolló tanto profesional como personalmente, es de sumo interés porque “existe una concordancia entre su mundo pictórico y su mundo vivido”.
El hermoso jardín de la residencia, tiene asimismo una peculiar historia y es parte esencial de la Casa Azul. Actualmente, al cruzarlo, se accede a la exposición de los Vestidos de Frida.
El Coyoacán de la Casa Azul. Museo Frida Kahlo
La Casa Azul se ubica en una esquina de la colonia Del Carmen; un barrio de 170 hectáreas que otrora fue parte de la Hacienda San Pedro Mártir. Hacia 1890, este lugar recibió su nombre en honor a Doña Carmen Ortiz Rubio de Díaz, la esposa del presidente Porfirio Díaz.
Se encuentra dentro de la Alcaldía Coyoacán, cuya historia se remonta al México prehispánico.
Su nombre viene del náhuatl Coyohuacan, “lugar de los dueños de coyotes”. De acuerdo con el filósofo e historiado mexicano Miguel León-Portilla, la región estaba antiguamente consagrada a Tezcatlipoca, una deidad con el poder de transformarse en coyote por las noches.
La erupción del volcán Xitle, ocurrida entre el 245 y el 315 d.C., cubrió a esta región, así como a otras tantas de la cuenca del Anáhuac, de ceniza y piedras basálticas, las cuales fueron utilizadas en muchas edificaciones posteriores de la zona.
A pesar de haber tenido una constante actividad desde tiempos precolombinos y durante todo el periodo virreinal, para el momento en que la Guerra de Independencia de México llegó a su fin, el territorio de Coyoacán había quedado bastante deshabitado. Fue a partir del gobierno de Díaz, que Coyoacán volvió a desarrollarse, hasta convertirse en lo que es hoy.
Entre 1917 y 1923, se crearon el parque de Los Viveros y la Escuela de Pintura al Aire Libre. En 1926, la apertura de la Avenida México Coyoacán propició la conexión entre la Colonia Del Carmen y la Colonia Del Valle, así como otras colonias colindantes.
Poco más de una década después, comenzó la pavimentación de avenidas importantes, tales como Miguel Ángel de Quevedo. Para 1929, Coyoacán ya era considerada una de las delegaciones (hoy alcaldías) más importantes del Distrito Federal (hoy Ciudad de México).
En 1972, el Centro de Coyoacán fue declarado zona histórica y en 1990, Zona Monumental Protegida. Hoy, en Coyoacán se encuentran barrios intelectuales y culturales por excelencia de la Ciudad de México.
Sus calles han sido escenario de la vida y tránsito de figuras destacadas del ambiente cultural mexicano tales como Rina Lazo, Emilio “Indio” Fernández, José Clemente Orozco, Aurora Reyes, Luis Buñuel, David Alfaro Siqueiros y Jorge Ibargüengoitia, entre otros.
Carl Wilhelm Kahlo, mejor conocido como Guillermo Kahlo, se embarcó rumbo a México en calidad de inmigrante a la edad de 19 años.
El joven germano, se sintió motivado por la creciente y económicamente existosa colonia alemana ya existente en México, que proliferaba para la 2ª mitad del siglo XIX, así como por la lectura de las crónicas del explorador, investigador y científico alemán Alexander von Humboldt (1769-1869). Igualmente, es posible que informes sobre la expansión de la industria joyera en México hayan impulsado a Guillermo a probar suerte en el país azteca.
Esto, aunado a que –según relató la misma Frida- había fallecido su madre, y nunca tuvo una buena relación con su madrastra en Alemania.
En 1891, Wilhelm arribó al puerto de Veracruz, dotado del conocimiento heredado de una vasta genealogía de joyeros.
En concordancia, comenzó a trabajar en la joyería La Perla, ubicada en el centro de la capital del país. En 1893, se casó con María Cardeña, quien murió al dar a luz a su tercer bebé, en octubre de 1897.
En febrero de 1898, Wilhelm contrajo matrimonio con Matilde Calderón, con quien tuvo cuatro hijas; Frida fue la tercera de ellas. Lo más probable es que haya sido su nuevo suegro quien lo introdujo en el mundo de la fotografía.
Así, el joven Kahlo pronto estaba laborando como reportero de varias revistas nacionales