El Tajín
El Tajín es una zona arqueológica precolombina de origen totonaca que se encuentra cerca de la ciudad de Papantla, Veracruz, México.
Se cree que la ciudad de Tajín fue un centro muy importante de la cultura totonaca prehispánica y llegó a su apogeo en la transición al Posclásico, conocida también como Período Epiclásico mesoamericano, entre los años 800 y 1150 d.C. El Tajín cuenta con varios campos de juego de pelota y templos escalonados.
Historia del Tajín
La construcción de edificios ceremoniales del Tajín probablemente se inició en el siglo I.
En el Período Clásico mesoamericano temprano el Tajín mostró influencia de Teotihuacán tal y como se puede observar en el urbanismo, la arquitectura, la pintura, la escultura y la cerámica;4mientras que en el Posclásico mostró influencia maya.
Urbanismo en El Tajín
El urbanismo en El Tajín ha sido ampliamente estudiado por especialistas, tomando líneas de estudio de la identidad, arqueología del paisaje y teorías de expertos en el tema, tal es el caso del antropólogo López Austin, quien en su libro Los mitos del Tlacuache, establece que: Bajo la costra de piedra y tierra de los cerros están las moradas de dioses y muertos, ámbitos de frescura y vegetación vedados al hombre.
Las poblaciones serían, recíprocamente, réplicas de los cerros sagrados, y en ellas se erigirían las pirámides, montículos artificiales en cuya cúspide habitarían los dioses.
La traza de El Tajín, refiere que esta urbe prehispánica fue construida y orientada en función a la astronomía y en relación con el paisaje.
La hipótesis fue generada al notar la importancia de una montaña ubicada al este de la zona arqueológica, la cual se llama “el cerro de los mantenimientos”.
Cuando amanece, el sol comienza a salir sobre el cerro de los mantenimientos, iluminando poco a poco la pirámide de los nichos, desde la cima hasta tocar tierra durante un lapso de 7 minutos, 1 por cada cuerpo.
Este hecho ocurre porque la pirámide se encuentra perfectamente alineada con la montaña, por eso se cree que para los habitantes prehispánicos, la pirámide de los nichos fue un marcador astronómico unido al calendario agrícola así como el descenso del dios Quetzalcóatl, quien daba comienzo al inicio de la siembra, por lo que las personas de esta ciudad prehispánica, colocaron altares en la parte media y alta del cerro de los mantenimientos, para veneración del dios.