Teatro Juárez guanajuato
El Teatro Juárez de Guanajuato es un histórico teatro que data de finales del siglo XIX ubicado en la ciudad mexicana de Guanajuato en el estado del mismo nombre, en México.
El recinto fue edificado de 1872 a 1903 a partir del diseño original del arquitecto José Noriega, encargado por el general y gobernador de Guanajuato Florencio Antillón, posteriormente fue terminado por el arquitecto Antonio Rivas Mercado y el ingeniero Alberto Malo, quienes realizaron varias remodelaciones que cambiaron completamente su aspecto original tanto en el exterior como interior.
El recinto es uno de los teatros históricos más reconocidos. Su época de mayor auge ocurrió a finales del siglo XIX hasta el estallido de la guerra de la Revolución mexicana a principios del siglo XX, siendo un importante foro de actividad artística donde se presentaron afamados exponentes de la época.
El teatro recibe su nombre en homenaje al político e intelectual liberal Benito Juárez, un importante personaje en la historia.
El Teatro Juárez ha sido sede del Festival Internacional Cervantino, desde 1972.
Historia
El Teatro Juárez fue construido en terrenos ocupados por el Hotel Emporio, demolido en 1872, y anteriormente por el primer convento de franciscanos descalzos en la ciudad de Guanajuato, de lo que existía en el solar solo queda en pie el templo barroco de San Diego y algunas capillas anexas del Santo Cristo de Burgos y de la Inmaculada Concepción.
Fue diseñado por el arquitecto José Noriega, a encargo del gobernador de Guanajuato, general Florencio Antillón, tiempo después el general Manuel González gobernador del estado fue el promotor de la obra y encargando la obra al arquitecto Antonio Rivas y el ingeniero Alberto Malo. A la muerte del general González, el licenciado Joaquín Obregón González el nuevo gobernador del estado, fue el patrocinador de la construcción.
Siendo inaugurado el 27 de octubre de 1903 por el presidente Porfirio Díaz. El evento presentado para la ocasión fue la ópera Aída, de Giuseppe Verdi, a cargo de la compañía italiana Empresa Ettore Drog y Cía., dirigida por Napoleón Sieni y Giorgio Polacco.
Descripción arquitectónica
Detalle arquitectónico del interior del Teatro Juárez
Arquitectónicamente, el teatro es una muestra del eclecticismo que imperaba en las construcciones públicas de la época. Destaca su peristilo de inspiración en el Templo Griego de estilo dórico.
La sala de espectáculos sigue los modelos de las salas europeas; tiene forma de herradura, con cuatro órdenes de palcos y localidades generales; su decoración interior es de estilo oriental.
Detalle de las Musas en el Teatro Juárez
En lo alto de la fachada se pueden ver ocho esculturas de bronce, representando a ocho de las nueve musas canónicas de la inspiración griega para las ciencias y las artes.
cada una de las estatuas que aparecen en el teatro representan el teatro, la danza, la música, el cine, la comedia, etc.
UBICACIÓN
El Teatro Juárez es uno de los recintos de su género más bellos del país. Su edificación inició en el año de 1873 bajo el auspicio del General Florencio Antillón en los terrenos ocupados originalmente por el antiguo convento de San Diego de Alcalá, demolido en el año de 1861 como consecuencia de las Leyes de Reforma que entre otras cosas promovieron la desamortización de los bienes eclesiásticos.
La terrible agresión que sufrió la ciudad con la pérdida del primitivo convento dieguino fue agravada con la desafortunada fundación del hotel Emporio, y años más tarde, parcialmente redimida cuando se decidió que en el arrasado lugar fuera construido un nuevo teatro, que a la postre se convertiría en el orgullo de los todos los guanajuatenses.
No obstante que el teatro se levantó como una significativa intrusión arquitectónica en el entramado urbano de la población, el acierto de su diseño permitió resolver con escrupulosidad la relación de su escala y proporción con el resto de los edificios colindantes, integrando un armonioso contexto arquitectónico, no obstante la diferencia de lenguaje entre las extravagancias barrocas del templo de San Diego de Alcalá en aparente antagonismo con la serena monumentalidad clasicista de que hace alarde el Teatro Juárez en su espléndido pórtico, así como en las eclécticas soluciones de sus espacios complementarios.