Presa El Cuchillo
Boca de Potrerillos es un yacimiento arqueológico que se encuentra a unos 14 km de la cabecera municipal del municipio de Mina (Nuevo León, México).
A unos 60 km al noreste de la ciudad de Monterrey en los valles interserranos de la Sierra Madre Oriental aparece la “boca” o entrada al Cañón de Potrerillos entre los cerros de la Zorra y el Antrisco. El área abarca unos 6 km².
La principal característica de este sitio es albergar una de los mayores concentraciones de arte rupestre de México.
Aunque hay algunas pinturas, la gran mayoría de las obras son petrograbados. Aproximadamente 3000 en toda el área.
El sitio, Presa El Cuchillo
Su extensión aproximada es de 6 kilómetros cuadrados y los vestigios arqueológicos se distribuyen en tres principales topoformas:
- a) Un extenso abanico aluvial al oriente del sitio con cientos de hornos prehispánicos conocidos como fogones y miles de artefactos líticos de talla y molienda diseminados en la superficie.
- b) Un segundo abanico al poniente de la zona, conteniendo (aunque en menor escala), los mismos elementos del abanico oriente, y
- c) El flanco oriente de los cerros El Antrisco y La Zorra, donde se encuentran miles de rocas con grabados en una o varias de sus caras, convirtiéndolo en uno de los sitios con petroglifos más extensos e importantes del norte de México.
La zona arqueológica de Boca de Potrerillos se encuentra en una región hoy bastante inhóspita. Domina allí el paisaje desértico con muy poca o ninguna fuente de agua con la vegetación típica del área: cactáceas.
Sin embargo la cantidad de arte plasmado en las rocas y los estudios sobre la técnica, estilo, etc., en que estos fueron realizados, sugieren una ocupación prolongada de grupos humanos por intervalos.
Las pruebas de radiocarbono sometidas a los fogones encontrados en el área y los estudios sobre la oxidación de los trabajos gráficos y la pátina indican que el primer asentamiento humano pudo haberse instalado en el lugar en el 8900 a.C. y de esta misma fecha podrían ser algunos de los grabados.
La labor de los arqueólogos ha logrado diferenciar más de 25 especies botánicas que ocuparon la región, ahora desaparecidas, probando que la zona fue mucho más verde y habitable.
El sitio tuvo cierta importancia a finales del siglo XVIII por la producción de caña, fue también de alguna relevancia durante la Revolución mexicana de 1910, pero después de la introducción de ganados a la zona y los esfuerzos gubernamentales por hacer converger el agua de los mantos acuíferos del Estado de Nuevo León hacia su capital, Monterrey, el sitio es más árido que nunca antes.