Museo Diego Rivera Anahuacalli
El Museo Diego Rivera Anahuacalli es un Museo y centro de las artes, ubicado en la Colonia San Pablo de Tepetlapa de la Alcaldía Coyoacán, a 10 minutos en auto del Museo Frida Kahlo, así como del barrio turístico de este distrito.
El Anahuacalli (de la voz náhuatl, cuyo significado es “casa rodeada de agua”), es un templo para el arte diseñado por el muralista mexicano Diego Rivera.
El recinto destaca por su extensa colección de arte prehispánico, así como por su Espacio Ecológico que alberga flora y fauna endémica.
Rivera proyectó la obra arquitectónica con el fin de resguardar su vasto acervo de piezas precolombinas, a la par de exponer en el edificio principal, las más bellas obras de este conjunto.
En concordancia, una selección de 2,000 piezas, especialmente bien ejecutadas y conservadas, se encuentran en exhibición desde la apertura del Museo Anahuacalli a público, el 18 de septiembre de 1964.
La extravagante arquitectura del edificio está inspirada en edificaciones prehispánicas, con un estilo único en su tipo, el cual mezcla influencias Maya y Tolteca principalmente, aunque el propio Rivera la definió como una amalgama de estilos Azteca, Maya y “Rivera Tradicional”.
El inmueble del Museo Anahuacalli está construido con piedra volcánica labrada, extraída del mismo sitio donde está erguido.
De acuerdo a las palabras del museógrafo y poeta tabasqueño Carlos Pellicer, quien diseñó la exposición permanente del lugar por indicación expresa del mismo Rivera, el Anahuacalli responde a la siguiente descripción:
“Se trata de una creación personal empleando elementos prehispánicos, principalmente de la arquitectura tolteca y algo de la maya: muros en talud, pilastras serpentinas y puertas romboidales.
El coronamiento piramidal acentúa el carácter del magnífico edificio. Los techos planos de la planta baja y de los pisos superiores están decorados con mosaicos originales del gran pintor como elemento de integración de la arquitectura.
La planta baja está ocupada por lo azteca y lo teotihuacano. Un precioso grupo de esculturas de piedra, figurillas de barro cocido -maquetas de templos – y cerámica de vajilla”.
Diego Rivera planeó el Anahuacalli como un gran escenario para el desarrollo de diversas expresiones del arte tales como teatro, danza, pintura y música, inmersas en una atmósfera cuya arquitectura representa la búsqueda de la esencia de lo mexicano a través de su rico pasado precolombino, a la vez que integrado a los acontecimientos artísticos, intelectuales y educativos de la contemporaneidad.
Cada año, en cumplimiento con la voluntad que Rivera manifestó para el Anahuacalli, se presentan en el recinto exposiciones de arte contemporáneo.
Estas propuestas se eligen minuciosamente, pues deben alternar armónicamente con su arquitectura, con el arte precolombino en exhibición, con la naturaleza que lo rodea y con el concepto fundacional y en evolución del Anahuacalli de Diego.
El Anahuacalli es una obra que da testimonio de la generosidad de Rivera al erigir una portentosa creación arquitectónica especialmente para compartir su colección de arte prehispánico con el pueblo de México y con el mundo.
Gracias a este Museo, hoy, miles de visitantes nacionales y extranjeros pueden adentrarse en el universo creativo que el muralista dejó albergado en este lugar único, para que todo quien asista al recinto disfrute de sus espacios naturales y arquitectónicos, así como del rico acervo de arte mesoamericano legado a México, por el maestro Rivera.
Historia de Museo Diego Rivera Anahuacalli
Diego Rivera durante la construcción del Anahuacalli. En junio de 1940, Diego Rivera realiza el mural Unidad Panamericana para el programa “Arte en Acción” de la Exposición Internacional Golden Gate (GGIE). En dicha obra mural, el artista muestra un claro interés por enaltecer las culturas del pasado.
Tras su retorno a México en 1941, está dispuesto a comenzar la creación de un espacio de socialización de la estética precolombina, tanto a través de su arquitectura como de la colección en exposición.
Para estos fines, Diego elige los terrenos que adquirió en el Pedregal de San Ángel para planear su Museo y Ciudad de las Artes.
En los textos preparatorios, venían incluidos una plaza con talleres de artesanos y clases para artistas, así como foros dedicados a las artes escénicas, salones de exposiciones permanentes y un museo de arte mexicano con nueve recintos.
El pintor empleó gran parte de sus ganancias para el que sería uno de los proyectos más ambiciosos de su vida: El Anahuacalli.
El Anahuacalli inicia su construcción en el año 1942, en el pueblo de San Pablo Tepetlapa. Un año después, la artista mexicana Frida Kahlo escribe una carta al ingeniero Marte R. Gómez, entonces Secretario de Agricultura y Fomento del gobierno del Presidente Manuel Ávila Camacho, en la cual explica la necesidad de su esposo por edificar un espacio que albergue su colección.
En palabras de la propia pintora: “(…) después de la pintura, lo que más le entusiasma en la vida son sus ídolos (…). Su idea, siempre fue la de construir una casa para los ídolos”.
En dicha misiva, Frida expresa su preocupación por la tristeza de su marido, al no contar con los recursos financieros suficientes para concluir el edificio.
A raíz de ello, propone al ingeniero R. Gómez que el gobierno mexicano apoye el seguimiento de la obra, con la condición de que el muralista done su colección al país para convertir el Anahuacalli en un museo arqueológico. Sin embargo, esta propuesta no fue llevada a cabo, al menos no en su momento.
El primer diseño museográfico fue realizado por Carlos Pellicer, con la asesoría del antropólogo Alfonso Caso y Andrade (1896-1970).
Tanto Caso como sus colaboradores, reconocieron la habilidad de Diego de distinguir, en su colección, lo más auténtico e importante.
Sin perjuicio de la esencial colaboración de Caso, la museografía realizada por Pellicer bajo la supervisión de Rivera, no organizó la exhibición siguiendo criterios históricos o antropológicos, sino que mantuvo como prioridad el carácter artístico de las piezas, el cual asimismo había motivado al muralista a reunir su colección.
Es por ello, que ninguna de las piezas tiene cédula, ya que la intención de Rivera no responde a un orden arqueológico, sino a una visión estética.
Al morir el maestro Rivera, el Anahuacalli seguía en construcción, por lo que su hija, Ruth Rivera junto con los arquitectos Juan O’Gorman y Heriberto Pagelson, terminaron este proyecto con el apoyo financiero de Dolores Olmedo.
Fue así, como la construcción concluyó en 1963 para ser inaugurada el 18 de septiembre de 1964. Para la inscripción grabada en la piedra fundacional del Museo, se eligió la siguiente cita, en memoria su creador: “Devuelvo al pueblo lo que de la herencia artística de sus ancestros pude rescatar. Diego Rivera”.