Mineral del Chico Hidalgo
A más de 400 años de su fundación motivada por la fiebre de la plata y el oro, ya no es su riqueza en metal lo que hoy atrae a este mágico pueblo, sino la posibilidad de echar un vistazo a su pasado minero y a sus bellos alrededores, perfectos para derrochar adrenalina y sentir el sutil encanto de la naturaleza, lo que hace de “El Chico” un gran lugar. Mineral del Chico Hidalgo

La mejor forma de empezar la visita es desayunando en El Minero, un lugar que reúne establecimientos dedicados a honrar las delicias de la comida mexicana: quesadillas, huaraches, enchiladas, barbacoa, tacos y más. En abril hay escamoles, quelites en junio y julio, hongos en la temporada de lluvia y chinicuiles en septiembre.
Si quieres probar algo diferente pide hualumbos (flor del maguey) o flor de madroño en tortitas. Está abierto todos los días y por lo pronto el desafío es comer más de seis quesadillas de 35 centímetros de largo en media hora, si lo haces, no pagas, y el pueblo entero te recordará.
En Peña del Cuervo se obtiene una de las mejores vistas. Es un mirador al que muchos acuden para cargarse de energía y escuchar el misterioso eco que se hace justo en su centro.
Si el día está despejado, podrás ver también Las Monjas, singulares formaciones rocosas que, según una leyenda, se originaron cuando por castigo, unas religiosas que olvidaron sus votos se convirtieron en piedra.
Sin las minas no habría El Chico, por ello son una de las paradas obligadas. Te recomendamos visitar la de San Antonio, que abrió en 1560 y se mantuvo en operación alrededor de 400 años.
De ella se extraía en su mayoría plata. Durante la visita por sus tres niveles, los guías te enseñarán a distinguir los reflejos de pirita y cuarzo, así como a seguir las vetas de plata. También te contarán historias, como la de los mineros que ocultaban parte de sus hallazgos en el relleno de los pastes que llevaban como almuerzo.
Para comer no hay nada mejor que La Trucha Feliz, una granja con catorce estanques de trucha arcoíris que desborda el agua fresca del manantial de la montaña. Lo mejor de las truchas criadas es, que tienen un olor y un sabor muy suaves, cosa que se percibe de inmediato.
Después de pescarlas, puedes pedir que te las empapelen, cocinen al ajillo o a la diabla. Tampoco te pierdas las hamburguesas de trucha, una creación que no encontrarás en ningún otro lugar.
El Contadero es un laberinto natural en el que los antiguos asaltantes de caminos se escondían para burlar a sus perseguidores, contar y repartir las ganancias, de allí el nombre.
La vá para llegar es de terracería, por lo que debes recorrerla en un 4×4; una vez allí, la vista y el paisaje repleto de musgos, árboles y riachuelos hacen que todo valga la pena. Es importante regresar antes de que anochezca.
En el pueblo, uno de los lugares más famoso es el Bar Las Tachuelas, abierto desde 1960.
El nombre de su bebida más célebre, “la tachuela”, se debe a que su forma asemeja los clavos que los mineros ponían en sus suelas para evitar resbalar en las minas. Aunque su receta es secreta, se sabe que está hecha a base de hierbas silvestres y frutas; tiene la peculiaridad de quitar la cruda y no dejar aliento alcohólico.
Al final de la calle principal, provista de tiendas y restaurantes, está laIglesia de la Purísima Concepción, construida entre los siglos XVII y XIX. Es la única iglesia que tiene una amplia cornisa que se aprovecha cada Semana Santa para hacer una lluvia de pétalos como manifestación de alegría por la resurrección.
También ostenta un reloj del mismo taller que el Big Ben en Londres, donado en 1886 por Gabriel Mancera, un famoso minero de la zona.
El Parque Ecológico Recreativo Carboneras, situado a 8 km del pueblo, te da la posibilidad de ver el bosque desde una perspectiva diferente.
Primero con un recorrido interpretativo por un sendero que te lleva a un mirador, y después hasta su circuito de tirolesas que se extiende a lo largo de 1,400 metros de largo y 100 metros de altura. También hay un puente colgante, una cuerda de equilibrio y zonas para acampar.
Si eres aventurero, no dejes de adentrarte en el cañón de Paraíso Escondido; para muchos es lo mejor de la visita a El Chico.
Todo comienza con una caminata de dos horas por el bosque hasta llegar a un mirador natural que te quitará el aliento. Después, la entrada al cañón requiere hacer un rappel de 30 metros para descender hasta una poza de agua helada.
Una vez dentro, te enfrentarás a complicados pasamanos y más rappel sobre la cascada. Finalmente deberás caminar otras dos horas más para salir del bosque.
Las Güeras es un restaurante que tiene más de 30 años. Su especialidad son las enchiladas a la montañesa y las campestres con pimiento morrón; también tienen platillos para vegetarianos, cerveza de sabores y galletas de ajonjolí con mermelada.

Atractivos:
- Peña del Cuervo.
- Mina San Antonio.
- Iglesia de la Purisima Concepción.
- Paraíso escondido.
- Parque Ecológico Recreativo Carboneras.
Festividades:
- Fiesta de la Purísima Concepción, se celebra el 8 de diciembre en honor a la Santa Patrona del pueblo, por lo que constituye su festividad más importante.
- Semana Santa, en estas fechas se realiza el Via Crucis, pero particularmente es notable el Domingo de Resurrección cuando se lleva a cabo una de las tradiciones más interesantes del poblado: la lluvia de pétalos de rosa que caen desde la Iglesia de la Purísima Concepción. Mineral del Chico Hidalgo