Linares Nuevo León
Linares es una ciudad del estado de Nuevo León en México, nombrado Pueblo Mágico. Ubicado en la parte central del estado, dentro de la “Región Citrícola”.
Su denominación actual proviene de su nombre antiguo de Villa de San Felipe de Linares, cuya fundación se realizó el 10 de abril de 1712.
De acuerdo a los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020, efectuado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el municipio cuenta con una población total de 84,666 habitantes de los cuales 41,878 (49%) son hombres y 42,788 (51%) son mujeres.
La ciudad de Linares es reconocido mundialmente por sus dulces de leche de vaca y cabra, entre los que resaltan las famosas “Glorias de Linares”.
Arquitectura de Linares Nuevo León
El palacio municipal.
La configuración de la ciudad es de una retícula de calles compuesta por manzanas de aproximadamente 60 m de longitud, orientadas casi en dirección norte-sur y este-oeste.
El centro de la ciudad es el típico de los pueblos de México con una plaza de armas y su kiosco (donde jueves y domingos la banda municipal da serenatas gratuitas), la Catedral, el palacio municipal, el club social, el cine (dejó de operar a inicios de 1990s) y los principales bancos.
Edificios importantes son el Palacio Municipal, la Catedral, la Parroquia del Sagrado Corazón, el Casino de Linares (estilo neoclásico francés), el Colegio Modelo y el templo de El Señor de la Misericordia, que data de 1788 y es el más antiguo de la ciudad etc’. Gran cantidad de casonas antiguas que todavía conforman el casco antiguo de la ciudad, como la Botica Morelos, el Museo de Linares y la Casa de la Cultura, entre otras construcciones relevantes.
Catedral de San Felipe Apóstol.
Unos 12 km al este de Linares se encuentra la Hacienda de Guadalupe, fundada en 1667, y desde 1981 sede de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL.
Este edificio se encuentra dentro de los monumentos nacionales y bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Casi a un costado de la Hacienda de Guadalupe, en el camino de terracería que conduce a la carretera a la presa Cerro Prieto, se encuentra las ruinas del acueducto del antiguo molino de caña de azúcar de la Hacienda de Guadalupe, el cual fue el primer productor en el Noreste de México.
El Palacio Municipal que alberga las oficinas principales de la administración municipal data de 1896, un edificio que ocupara en su tiempo un viejo convento franciscano.
Linares cuenta con casonas antiguas construidas principalmente a inicios del siglo XX, dentro de la arquitectura norestense.
Los materiales básicos para la construcción eran sillar de caliche o rocas naturales, en bloques de aproximadamente 30x60x40 cm, que se obtenían de las canteras de los cerros circundantes a Linares.
Las casas son de amplios cuartos y techos elevados cubiertos de terrados. Los patios interiores estaban frecuentemente sombreados por árboles.
Hoy en día, las construcciones antiguas de roca y sillar están amenazadas por el poco mantenimiento y “la modernización” de las construcciones substituidas por construcciones de concreto.
Otro agente de destrucción son las sales que precipitan en los sillares provocando que el enjarre o estuco se desprenda. Como cubierta de las banquetas se empleaba las lajas de arenisca, también extraídas de la región.
La Plaza Ocampo es la principal del pueblo, aquí los visitantes pueden disfrutar de algunos de sus dulces típicos, como las bolitas de leche, las glorias, los frutos secos con piloncillo y los tradicionales turcos (empanadas con carne).
En sus alrededores hay galerías de arte, tiendas de muebles y decoración, las tradicionales dulcerías, hoteles y restaurantes.
En la calle de Abasolo se encuentra el restaurante Las Palomas, donde se puede degustar el típico asado de puerco guisado en salsa de chile rojo, acompañado de arroz y frijoles “envenenados”, y unos exquisitos chiles rellenos de carne macheteada.
A un costado de la Plaza Ocampo se encuentra la Parroquia de Santiago Apóstol, de 1854, con su fachada de acento barroco, su amplio atrio y sus dos torres que crean un conjunto agradable.
A un lado está el Palacio Municipal que en 2007 fue acondicionado como el Museo de Historia de Santiago.
Del otro lado de la plaza está la casa de la Cultura, que presenta exposiciones de artistas locales y foráneos.
Atrás de la iglesia hay un mirador donde se obtiene una espléndida vista de la Presa de la Boca, con sus embarcaciones y restaurantes a orillas del cuerpo de agua. Sin duda el principal atractivo de la región.
Las ruinas del antiguo acueducto descansan entre la frondosa vegetación como uno de los últimos vestigios del Santiago del siglo XVIII.
En el Barrio del Cercado lo que más llama la atención es la antigua fábrica textilera del Porvenir, que era la proveedora de ropa más importante del país en los años 40.
Hoy ha cesado sus actividades textiles, pero la antigua hacienda alberga al Museo de la Casa Grande. También en el Cercado son interesantes la plaza con su quiosco y el Templo del Sagrado Corazón de Jesús.
En los embarcaderos de la Presa de la Boca, salen catamaranes en los que se puede comer o beber algo mientras das un paseo por las tranquilas aguas de la Boca; la pesca deportiva es una gran opción aquí.
Muy cerca de la presa está la Cueva de los Murciélagos, a la que se llega desde el pueblo de Cavazos.
Se ubica en lo alto de un cerro, en lo que fue una mina. Al caer el sol salen miles de murciélagos desde el interior de la cueva, y semejan una enorme nube obscura. Un espectáculo fascinante que quita el aliento.
El menú de opciones de aventura es extenso. En el Cañón del Chipitín se llega en un vehículo de doble tracción a un paraje montañoso desde donde se inicia la exploración.
Poco a poco se va descendiendo a rappel seis pequeñas cascadas para terminar en el hermoso lago natural que forma la caída de la Cascada del Chipitín.