Teleférico de Zacatecas
Nadie que camine por las calles del centro de Zacatecas puede esconderse del teleférico.
Uno se topa con las cabinas rojas de este transporte cuando camina por la avenida Hidalgo, al momento de salir a tomarse un café en la Acrópolis, al sentarse a esperar a un amigo en la Fuente de los Conquistadores, desde los callejones empinados de la colonias populares o desde las carreteras que rodean a la ciudad.
En fin, que desde hace 40 años, este teleférico de confección suiza sigue desde las alturas a habitantes y turistas para ser el elemento de la capital zacatecana que más se les queda en la memoria, junto con el Cerro de la Bufa, claro.

De hecho, es precisamente desde La Bufa donde salen las cabinas del teleférico para llegar al Cerro de El Grillo, ubicado a 642 metros de distancia.
Durante el trayecto los tripulantes, casi siempre turistas mexicanos y en menor cantidad extranjeros, vuelan a una altura de 85 metros, logrando una panorámica de Zacatecas de 360 grados, gracias a la cual pueden tener una vista única de sitios emblemáticos de la ciudad.
¿Qué puedes ver desde lo alto? El asombroso patio del Instituto Cultural de Zacatecas, la fachada del Museo Rafael Coronel, las cúpulas y campanarios de la Iglesia de Santo Domingo y el transcurrir de la vida cotidiana de los habitantes de la capital del estado.
Fue en 1979 cuando el presidente José López Portillo viajó de Ciudad de México a Zacatecas para inaugurar el teleférico, mandado a construir dos años antes por el entonces gobernador Fernando Pámanes.
Aunque en realidad la idea fue de su esposa Ana María Rojas de Pámanes, a quien la población llamó “loca” por tener en mente semejante proyecto, del cual ahora nadie se arrepiente. La importancia de su construcción radicó en que fue el primero en México y el primero en el mundo elaborado con fines turísticos.
Por cierto los periódicos de la época, como El Sol de Zacatecas, El Heraldo de Zacatecas o El Momento no reflejaron en sus páginas de 1979 la trascendencia de la construcción de un teleférico en esta ciudad.
Probablemente porque los periodistas de entonces no sabían que este “funicular”, como erróneamente se le llamaba en la prensa estatal de entonces, se convertiría en emblema de la ciudad de cantera rosa.